No sé si nunca he
dejado de ser un niño o es que nací siendo mayor. Pero contemplo los días con más
desconcierto y desazón.
Pongo las noticias, y
veo como estas vuelan y se posan en cada uno de nosotros de una manera
particular. Haciendo que en un día te encuentres varias impresiones diferentes
del tema.
Pongo las noticias
otra vez, y entonces veo claramente cómo cada poco tiempo nos sueltan al ruedo
un tema conflictivo para que entre nosotros discutamos quitándole fuerza a la
razón principal, a la razón que nunca será solucionada.
A esto yo le llamo “Efecto
abisal”. En reconocimiento a estos peces que tienen una especie de antena sobre
su cabeza que brota de su nariz en forma de caña repleta de bacterias
bioluminiscentes que se ilumina como señuelo. Son las noticias los señuelos que
las lanzan para que no dejemos de mirarlas.
En las noticias
hablan de la ley del aborto.
El juego es muy
sencillo: Una ley que sabes a ciencia cierta que va a crear controversia,
porque es una bomba, ya que atenta contra los derechos de las mujeres. Pero,
¿Qué han conseguido? Que hayamos salido de casa con una tirada de un cinco,
reafirmando nuestro espíritu de esclavismo.
Nos han quitado el
derecho al aborto. Pero lo que no dicen es que el anticonceptivo más potente que tienen es
esta crisis. Que sin dinero, son muy pocos los que pueden llegar a tener el
problema de abortar, y ni siquiera ellos pueden asegurar el futuro de sus
hijos.
Consiguen la manipulación
de la sociedad.
La falta de dinero nos hace pobres y esclavos de un trabajo, que
ya no se paga con dinero, sino con sumisión. Y al final el dinero no es más que una
nueva forma de esclavitud, que sólo se distingue de la antigua por el hecho de
que es impersonal, de que no existe una relación humana entre amo y esclavo.
Pero que sirve para que unos pocos puedan manejar al resto.
De esto nunca habrá noticias, porque no crea disputa. Sino todo lo contrario, y lo que más temen en este momento los que nos manejan. Nuestra unión.