lunes, 28 de abril de 2014

LA ESCLAVITUD



No sé si nunca he dejado de ser un niño o es que nací siendo mayor. Pero contemplo los días con más desconcierto y desazón.

Pongo las noticias, y veo como estas vuelan y se posan en cada uno de nosotros de una manera particular. Haciendo que en un día te encuentres varias impresiones diferentes del tema.
Pongo las noticias otra vez, y entonces veo claramente cómo cada poco tiempo nos sueltan al ruedo un tema conflictivo para que entre nosotros discutamos quitándole fuerza a la razón principal, a la razón que nunca será solucionada.

A esto yo le llamo “Efecto abisal”. En reconocimiento a estos peces que tienen una especie de antena sobre su cabeza que brota de su nariz en forma de caña repleta de bacterias bioluminiscentes que se ilumina como señuelo. Son las noticias los señuelos que las lanzan para que no dejemos de mirarlas.

En las noticias hablan de la ley del aborto.

El juego es muy sencillo: Una ley que sabes a ciencia cierta que va a crear controversia, porque es una bomba, ya que atenta contra los derechos de las mujeres. Pero, ¿Qué han conseguido? Que hayamos salido de casa con una tirada de un cinco, reafirmando nuestro espíritu de esclavismo.

Nos han quitado el derecho al aborto. Pero lo que no dicen es que el anticonceptivo más potente que tienen es esta crisis. Que sin dinero, son muy pocos los que pueden llegar a tener el problema de abortar, y ni siquiera ellos pueden asegurar el futuro de sus hijos.

Consiguen la manipulación de la sociedad.
La falta de dinero nos hace pobres y esclavos de un trabajo, que ya no se paga con dinero, sino con sumisión. Y al final el dinero no es más que una nueva forma de esclavitud, que sólo se distingue de la antigua por el hecho de que es impersonal, de que no existe una relación humana entre amo y esclavo. Pero que sirve para que unos pocos puedan manejar al resto.

De esto nunca habrá noticias, porque no crea disputa. Sino todo lo contrario, y lo que más temen en este momento los que nos manejan. Nuestra unión.