Mucho después, y con todo mi tiempo libre, he decidido
arremedarlo, usarlo, en la resolución de una encomiable tarea de investigación.
Muchos gritos de “¡Por fin!” y “¡Aleluya!” se han emitido hacia mi juicio en
los últimos días, y es que creo que he esclarecido un tema de lo más turbiante
y recóndito. El mundo de la cerrajería.
En los últimos cuarenta minutos, he buscando información
para la formación de dichos personajes de la sociedad. Y lo poco que he
encontrado son; cursos de cerrajero, aprende cerrajería en la web, manual para
aprender cerrajería desde tu casa y una web que se anuncia como “cerrajería
fácil”.
Para mi juicio escéptico, creo que no es suficiente con lo
que he encontrado. Por lo que adentrarse en la ardua tarea de ser cerrajero,
debe estar muy ligado al conocimiento que se transmite de padres a hijos no
bastardos. Pero bien podemos pensar que estamos ante un elucubración de un
gremio de ladrones renovados, y reintroducidos en la sociedad. Por lo que un
detective arduo de respuestas, como lo que podría ser yo, no debe parar tan
fácilmente, así que he dado un paso más allá.
He llamado. La conversación ha sido la siguiente;
- Hola buenos días, ¿usted es cerrajero?
- Si, por supuesto.
- Mire disculpe la pregunta, pero me gustaría aprender el oficio ¿qué debería hacer?
- El oficio no se aprende, te lo tiene que enseñar un cerrajero.
- Entonces, ¿los cursos y demás? ¿No hay nada oficial?
- No, como te he dicho, te lo enseña un cerrajero.
- Vale muchas gracias… (el cerrajero creo que ha colgado sin oírme decirme “muchas gracias”)
Saquen sus propias conclusiones.
P.D: He borrado el número para mantener en el
anonimato de mi susodicha fuente.