jueves, 5 de mayo de 2011

SOY MI PROPIO PROXENETA

Hoy durante toda la tarde me he dado cuenta que no he sonreído, junto a un grupo de personas he intentado forzar una sonrisa, pero me sentía que estaba haciendo una estúpida mueca. Y lo cierto es que estoy triste, es en este caso una tristeza especial. De estas que se te coge profundamente el pecho que hasta no te deja expresarte, y lo peor de todo, escribir.


Sería absurdo describir cuales son los motivos, más que nada, porque no existen, no tengo coartada. Es un acto de fe que me creáis. Podríamos decir que me encuentro en una fase de tristeza crónica, una especie de menstruación indefinida, un cólico mental sin solución. Pero lo cierto es que al no tener motivos me hace hundirme más en mi misericordia.

Estas letras pueden considerarse como un trozo de corcho que mantenía mi espumoso jugo cerebral en maduración, o simplemente en otra gilipollez. Eso dependerá de cada uno.