Era poco probable que a Sergio le cayese un rayo en ese momento mientras miraba el cielo, sus insistentes plegarías a un Dios que jamás creyó, no le servirían de mucho. Era un día despejado que hacía relucir el sol intensamente, uno de esos días que te acabas cruzando con personas jadeantes y mejillas enrojecidas por el calor.
El hilo de acero que lo mantenía vinculado a la cordura y la vida estaba trenzado de sentimientos encontrados y de conceptos paradójicos. Desde siempre en su cumpleaños lo trataban como lo que no era, de pequeño se ocultaba jugando con los niños, mientras miraba como las niñas se divertían. El desconocimiento de lo que estaba sintiendo le hacía reflejar un directo rechazo. No lo compartía, lo ocultaba a una familia que habían creado un abismo entre la religión y el miedo a lo diferente. Pero tarde o temprano, todo sentido cobra realidad al cabo de un tiempo, y eso le pasó a Sergio en una de sus clases de piano cuando rozaba los trece años.
Su profesor Lucas asistía con meticulosa rigurosidad a su cita, clases particulares en casa de sus padres, parqué olor a caoba y crucifijos colgados de las paredes. Aquel nicho ecológico formaría en su cabeza lo más parecido al cariño que jamás ha experimentado. Y es que solamente estar en silencio a su lado, y poder observar esa sensibilidad que era capaz de expresar con sus dedos y ese balanceo de cabeza al son de las teclas, le hacía delirar a un pequeño que no entendía que estaba creciendo en su interior.
Solamente es libre aquel a quien le suceden las cosas según quiso, quién es capaz de elegir. Sergio orientaba su vida ocultando su tendencia y sentimientos, pero el rumor vago ha acabado haciendo demasiados sonidos inciertos generando una sensación de infidelidad e hipocresía hacia sí mismo. Juzgarse peor que los otros era uno de los más violentos actos de orgullo que él conocía, porque era usar la manera más destructiva de ser diferente.
Explicarle a su familia aquel domingo mientras iban de camino a la iglesia que en realidad no era un enfermo sino gay, habría sido mucho menos probable que le hubiera caído un rayo en aquel día soleado.