martes, 24 de noviembre de 2009

PARMA

No somos conscientes de nuestras palabras. No sabemos a lo que nos referimos, cuando por ciertas calamidades del destino, nos aventuramos a afirmar “hoy hace frío…” Nunca antes esa frase ha pasado con tanta insistencia y potencia, por una cabeza humana. Jamás antes había experimentado el cóctel de sensaciones que puede determinar el miedo y el frío.

El frío o como aquí lo llaman “il freddo” te deja primero sin la capacidad de pensar, actuando como una oveja que sigue al lobo a su guarida. Luego te come tu movilidad y posteriormente te descuartiza hasta que no sientes nada.

Da lo mismo tener encima tres que treinta abrigos, porque después de que te desnuden en pleno invierno del polo norte, y te hagan tirarte al cadáver de un pingüino, tu cuerpo se convierte en una cáscara inservible, en un trozo de carne sin dueño o una concha que ya no sigue tu camino…

Después de años de evolución y una majestuosa inteligencia, que nos han llevado a la conquista de América, a pisar la Luna, a crear Internet, existe Ikea… ¿Qué necesidad tiene el ser humano de pasar el peor de lo horrores, “il freddo”?

Hoy solamente me queda vagar por estas tierras, alejadas de la mano del sol y su amante el calor. Con la certeza de que ya no siento nada. Mi termómetro corporal, que desde siempre me proporcionó satisfacción, se lo comió un oso polar cuando estaba en la faena con el pingüino. ..

Aquí un servidor os da la bienvenida al inicio de un invierno duro, y al comienzo de otra etapa de mi vida.

PD: Poneros calientes, porque tengo tantas chorradas escritas, que podría aturdir al hijo concebido a contra natura, entre el cadáver de Hitler y Satanás.