Los días se les escaparon de las manos. Era una chica tímida, que acabó refugiada en sí misma. Terminó abandonándose y el problema fue, que ya no tuvo en quien pensar…
El tiempo cauterizó su alma sin encontrar a nadie, nadie se le acercó tanto, nadie encendió el motor de su nave, nadie se la llevó al terreno donde los límites se diluyen. Ella no se alejó, se quedó. Ella no se fue, se estancó.
Quizás y tal vez, durante años echó sobre sus hombros demasiados fantasmas, pero ellos acabaron trayendo una tristeza inmensa y desesperada. Pocas cosas hay tan trágicas en la vida como descubrir algo a destiempo…
Acabó escondiéndose en aquel lugar donde nadie pudo encontrarla en ninguna parte.